Ángel de la Guarda
Los ángeles son seres inteligentes, capaces de sentir, no tienen sexo. Son una especie diferente a la especie humana. Existen en una frecuencia vibratoria levemente más fina que aquella con la que nuestros sentidos físicos están afinados. Esto significa que no podemos percibirlos comúnmente con nuestros ojos y oídos, pero ellos sí pueden percibirnos a nosotros. Nuestras realidades se interpenetran mutuamente y la de ellos abarca y envuelve la nuestra.
Los Ángeles son seres realmente maravillosos. Están siempre cerca de nosotros y son invisibles hasta que reconocemos su existencia. Como dije en varias oportunidades los Ángeles no pueden intervenir en nuestras vidas sin nuestra autorización, ya que respetan nuestro libre albedrío. Ellos comparten la mayor intimidad cotidiana, conocen nuestras tristezas y alegrías, nuestras debilidades y nuestras fuerzas. Nuestras grandezas y pequeñeces.
Dentro del coro de Ángeles, el Ángel de la Guarda o Custodio Personal, es el más cercano a nosotros. Tiene la tarea de ser el guía de nuestras vidas, de hecho en el momento que nacemos somos unidos a él inseparablemente y compartimos nuestros destinos. Es decir que si caemos en la cuenta que contamos con una ayuda del cielo todo el tiempo durante nuestra vida, seríamos más felices, más serenos y todo, absolutamente todo lo que nos propusiéramos hacer saldría de maravillas sin miedo de caernos, porque la ayuda estaría constantemente a nuestro lado.
Todos los humanos, sobre todo los más sensitivos se relacionan con su Ángel Custodio y aunque exteriormente parezcan débiles por ser emocionales por dentro pulsa la fuerza del Ángel sosteniéndonos.No hay una manera correcta de percibir a los ángeles. Se manifiestan de mil modos diferentes a diferentes personas, con apariencias que son sumamente personales según cada individuo. Normalmente se comunican con nosotros en nuestros sueños, normalmente los vemos como figuras sabias o protectoras que nos prestan consejo o ayuda o simplemente nos hacen felices con su sola presencia; pero a veces los vemos como ángeles en la imagen de seres perfectos, espléndidos y de una belleza absolutamente pura. Durante las horas de vigilia también podemos percibirlos bajo determinadas circunstancias. Algunas personas sienten su presencia físicamente, como un escalofrío o un cosquilleo en la nuca, como "piel de gallina" en los brazos o como una sensación de calor más o menos intensa; algunos pueden ver fugazmente alguna luz, una figura alada, o simplemente algún desconocido que les resulta extrañamente familiar, otros pueden escuchar sonidos sutiles como campanitas o percibir un perfume o aroma agradable sin ningún motivo aparente. Las apariciones inesperadas de ciertos animales o las sincronicidades que nos llevan a leer mensajes que forman parte de otros contextos como anuncios o titulares de periódicos, son también subterfugios que utilizan nuestros ángeles para entrar en contacto con nosotros.Los ángeles no establecen contacto sólo con personas especiales o de un modo secreto. Lo hacen abierta y gozosamente, trayendo buen humor y buenas nuevas. Estar con tus ángeles no es sentarse en una habitación oscura , con música misteriosa, una bola de cristal y velas parpadeantes. Es conversar, simplemente. Hablar con los ángeles es la cosa más natural del mundo. Cualquier puede hacerlo. Y hace bien. Hace bien al sentido del humor, al alma, al cuerpo. Hace bien a todos aquellos con los que entras en contacto.
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