Hadas Madrinas
Dicen que las hadas madrinas aparecieron por primera vez en cuentos franceses en el siglo XVIII. Previamente, las hadas de toda Europa habían ayudado a las personas generosas, educadas, afables, limpias y ordenadas, pero nunca se cruzaban en el camino de los humanos amenos que éstos, por casualidad, fueran a parar a su mundo encantado.
Las hadas madrinas francesas se esforzaron por mejorar los modales de sus ahijados. En La Bella y La Bestia, por ejemplo, un hada madrina decide transformar a un príncipe por ser egoísta y gruñón A veces , si un hada madrina desaprueba la forma en que los reyes educan a sus hijos, bien porque son crueles o imprudentes, puede llegar a separar al príncipe o a la princesa de su familia y llevárselos a su palacio, donde ella misma los criará.
No obstante, las hadas madrinas nunca están cerca cuando se las necesita; pregúntenle a Cenicienta: su hada solo apareció cuando la despiadada madrastra trató a Cenicienta como una triste sirvienta. Las seis hadas madrinas de la Bella Durmiente no lograron protegerla de su terrible destino: pincharse con un huso.
Así que a veces tener un hada madrina no significa tener una ventaja. Verdad?
Sin embargo cuentan las leyendas que aunque todo parezca obscuro y malo siempre, absolutamente siempre hay un fin oculto y perfecto.
Todo lo que les sucedió a estos príncipes y princesas es un poco lo que nos pasa en nuestras vidas, cosas buenas y cosas malas, pero todo sirve para aprender a levantarnos. Por eso somos probados constantemente, para aprender de nuestros errores, de nuestras experiencias, de nuestro día a día. Sin estas pruebas no seriamos nada ni nadie.
No obstante siempre podemos recurrir a las hadas y su ayuda, solo tenemos que recordar que nuestro corazón debe ser puro y nuestras intenciones desprovistas de maldad.
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